Este trastorno altera la conciencia y la atención, y suele ocurrir en personas de edad avanzada que son hospitalizadas por enfermedades específicas.
El delirium o Síndrome Confusional Agudo es un síntoma que se produce en el trascurso de alguna enfermedad, la mayoría de las veces, propias de los ancianos. Por lo general tiene un comienzo agudo y es de carácter fluctuante, por lo tanto, no está presente durante todo el día. Además, en general, es de un carácter transitorio, a diferencia de otras patologías, por ejemplo, de la demencia, que son persistentes en el tiempo: “Lo más importante del delirium es identificar y prevenir. Es una patología que nos acompaña a todo nivel del hospital, tanto de las camas críticas, camas de intermedio, camas medias y camas básicas, por lo tanto, es muy importante identificar y corregir los factores de riesgo. Por ejemplo, un paciente que use anteojos ópticos, que use placa dental, un paciente que tenga riesgo de constipación… manejar todos estos factores que pueden parecer detalles, pero que, generalmente, cuando no están manejados y no están corregidos en el tiempo, inducen la presentación del delirium”, explica Dr. Jorge Escobar, Médico de UPC de nuestro Instituto.
“Lo más difícil de esta patología es que no hay solamente un tratamiento identificado que sea válido o efectivo, por lo tanto, muchas veces requiere un manejo multidisciplinario, con terapeuta ocupacional, kinesiología, medicina, muchas veces psiquiatría, para tratar de darle un enfoque multidisciplinario a esta entidad”, afirma.
Para Manuela Silva, Terapeuta Ocupacional Medicina Física y Rehabilitación del INT, es importante poder evaluar el delirium tanto en la mañana como en la noche, “también es necesario mantener durante toda la estadía hospitalaria el control de sueño y vigilia, la movilización precoz, la estimulación cognitiva, física y social del paciente, para llevar a cabo su hospitalización lo más grato posible”.
“Es un trabajo de todos quienes integran el equipo de profesionales del área de la salud, enfermeras, técnicos, doctores, kinesiólogos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, el auxiliar de aseo”, explica.
Humanización y sicología
Diego Montecinos, Enfermero UCI de nuestro Instituto, señala que es fundamental la importancia de la humanización en el cuidado del paciente con delirium. Para él, constituye una de las estrategias claves para el equipo de salud, logrando mayor acercamiento con los usuarios que se encuentren hospitalizados: “Como equipo de enfermería, el cuidado y supervisión de los pacientes, debe ser siempre de manera continua. Debemos mantener una rutina estructurada, procurando proteger así los ciclos de vigilia y sueño, además, tomando las medidas ambientales necesarias para colaborar con la prevención, manejo y tratamiento desde el inicio. La vigilancia es exhaustiva y la contención emocional, de ser requerida, puede marcar la diferencia en el momento de atender a nuestros usuarios y así mejorar la calidad de atención, disminuyendo la estadía hospitalaria y así la pérdida de funcionalidad”.
Intervenir a estos pacientes desde la psicología, también es relevante, ya que previene sintomatología de estrés postraumático: “Desde la esfera psicológica, es importante psicoeducar al paciente sobre el episodio y sobre sintomatología asociada, evaluar su propia experiencia para identificar si es que dicho evento fue traumático y, por último, realizar intervención en crisis, si es que la situación lo requiere, con el objetivo de brindar alivio emocional inmediato, prevenir consecuencias psicológicas asociadas al evento en crisis y, por último, recuperar el equilibrio emocional”, explica María Paz Riquelme, Psicóloga Unidad Medicina Física y Rehabilitación del INT.