Dayana Espinoza tiene 32 años y acaba de recibir un nuevo corazón, una nueva oportunidad de vida. Su historia es intensa, pero con final feliz gracias a la generosidad de una familia que, en medio de su dolor, donó un corazón para ella.
Como cualquier mujer, Dayana quedó embarazada y vivió 9 meses felices, mientras su hijo crecía en su vientre. Dio a luz sin problemas, fue dada de alta y luego de un par de días en casa, todo empezó a desencadenarse: “El 11 de marzo me empezó un dolor de estómago muy fuerte que incluso hacía que me costara respirar en la noche. Al otro día fui al primer control de mi guagua y me sentía igual, así que me fui a la urgencia. Me dieron un medicamento y me volví a la casa; pero al poco tiempo comenzó otro fuerte dolor, ahora en la pierna… ahí partió todo”.
Así relata Dayana el inicio de uno de los momentos más difíciles de su vida. Luego de eso, la situación se complicó rápidamente. El hospital donde estaba internada no contaba con pabellón ni médico disponible, así que una doctora que conoció su caso gestionó todo para llevársela a una clínica privada. Ahí la operaron y estuvo un mes en coma: “Cuando desperté me llevaron a la UCI coronaria y yo no sabía nada, hasta que me explicaron: producto de muchos paros cardíacos mi corazón se deterioró al punto de necesitar un trasplante urgente. Me deterioré muy rápido, necesitaba medicamentos para poder vivir. Ahí me trasladaron al Instituto Nacional del Tórax y acá estuve todos estos meses esperando un nuevo corazón”, cuenta.
Dayana fue trasplantada del corazón el 28 de julio y ahora está a punto de recibir el alta médica para comenzar su nueva vida: “Estoy muy agradecida de la familia que donó mi nuevo corazón, de cada persona que trabaja en este hospital, porque todos han sido muy buenos conmigo, me han dado amor… es un gran equipo. Ahora quiero estar con mi hijo, porque en todo este tiempo solo lo he visto una vez y por videollamada. Quiero aprovechar esta nueva oportunidad de vivir”, finaliza.