La incorporación del tratamiento de cesación tabáquica al GES marca un antes y un después en la salud respiratoria del país. Para la Dra. Guacolda Benavides, jefa del Programa Antitabaco del Instituto Nacional del Tórax, esta decisión responde a una demanda largamente esperada. Tal como señala: “Quienes nos dedicamos a ayudar a las personas a dejar de fumar, esperábamos esto hace mucho tiempo”, especialmente porque sin acceso universal a terapias efectivas era imposible abordar el principal factor de riesgo del cáncer de pulmón, una enfermedad en la que “más del 80% de los casos tiene relación directa con el tabaquismo”.
El nuevo beneficio permite que cualquier persona, desde los 25 años, pueda recibir un tratamiento integral que combina apoyo psicológico y fármacos, un enfoque que viene a corregir una deuda histórica. La doctora enfatiza que esta mirada dual es lo que realmente marca la diferencia, ya que “no se trata solo de dar una receta, sino de entregar herramientas cognitivas y conductuales para romper los condicionantes que perpetúan el consumo”. Y agrega que la evidencia es clara: “La terapia farmacológica y no farmacológica en conjunto tiene más éxito que el fármaco por sí mismo”.

Pero este cambio también obliga a replantear cómo el sistema de salud acompaña a los pacientes. La Dra. Benavides insiste en que dejar de fumar no es una cuestión de fuerza de voluntad, sino de tratar una condición compleja: “El tabaquismo es una adicción crónica, una enfermedad de salud mental, no un mal hábito”. Esa comprensión permite un acompañamiento más humano, sin juicios ni culpas, donde el equipo clínico debe estar preparado, porque “el éxito es un trabajo mancomunado: el paciente debe tener una decisión firme, pero el equipo también necesita herramientas y capacitación”.
Aunque la implementación del GES se centrará en la atención primaria, el Instituto Nacional del Tórax ya se prepara para un rol de apoyo técnico y clínico. Según la especialista, el instituto probablemente colaborará en capacitar equipos, orientar la conformación de grupos terapéuticos y recibir a los casos de mayor complejidad, pues “quizás nos toque hacernos cargo de aquellos pacientes que, pese al GES, no logren dejar de fumar en atención primaria”. Esto también abre la puerta para fortalecer el acompañamiento de personas hospitalizadas, un grupo que históricamente ha quedado al margen de los programas de cesación.
La doctora advierte, además, sobre los mitos que aún frenan la decisión de dejar de fumar. Muchos pacientes creen que su salud empeorará o que existe un remedio “mágico”, cuando la realidad es muy distinta. Tal como explica: “Siempre hay más beneficios en dejar de fumar que en mantenerlo, sea cual sea la edad del paciente”. Y es justamente en esos momentos de ambivalencia donde el acompañamiento clínico hace la diferencia, porque “parte del proceso es la preparación; el paciente puede tener dudas, y para eso estamos: para facilitar, apoyar y acompañar”.
La entrada del tabaco al GES no resuelve todos los desafíos —especialmente considerando que el consumo comienza en edades mucho más tempranas—, pero es un hito decisivo para reducir las enfermedades respiratorias graves en Chile. Como resume la Dra. Benavides, nunca es tarde para intentarlo y nunca es poco lo que se gana al dejar de fumar.



