El crecimiento del INT en tiempos de coronavirus

La pandemia por COVID-19, la más cruda de los últimos 100 años, ha impulsado al Instituto Nacional del Tórax a crecer tanto en equipamientos como en profesionales. Un avance positivo para la salud pública nacional.

Estos meses de pandemia han sido muy duros para Chile y el mundo. La pérdida de vidas humanas y las secuelas con las que tendrán que vivir muchos de quienes se enfermaron de COVID-19, es sin duda lo más difícil para todos.

Pero como toda gran crisis, también ha generado oportunidades para las instituciones, como el INT. Así lo destaca el Director del establecimiento, Dr. Alberto Vargas: “Esta pandemia nos ha hecho repensar nuestro modelo de atención. La necesidad de restringir la concurrencia de nuestros usuarios al establecimiento para evitar el contagio, nos mostró que era posible acercar los servicios a sus propios domicilios con lo cual, en tiempos normales, también nos permitirá proteger a quienes tienen una condición de salud crónica”.

Avances 

El INT ha crecido en equipamiento. Por ejemplo, antes de la pandemia contaba con 24 ventiladores mecánicos y hoy tiene 36, y de tres nariceras de alto flujo, pasaron a 20. Además, se implementó un pabellón con presión negativa; en UCI y pabellón se instaló una red de aire medicinal, dejando atrás el uso de balones, y sus 36 camas básicas fueron convertidas en camas medias, entre otros avances. “Adquirir y rescatar equipamiento, además de complejizar nuestras camas, ha sido muy importante, ya que nos permite proyectar el desarrollo de las especialidades en el ámbito de la medicina más intensiva, y aumentar la capacidad resolutiva respecto a problemas de salud complejos en el ámbito quirúrgico”, explica el director. Y continúa: “Todo lo anterior no hubiese sido posible sin el desarrollo de nuestros profesionales. Ha sido un trabajo muy pesado para los equipos, pero de un tremendo aprendizaje, lo que sin duda es una ganancia para la institución, porque tenemos personal más capacitado y con mayor experiencia de la que teníamos antes de la pandemia”.

Una de las áreas que se ha visto potenciada con esta emergencia sanitaria es Laboratorio. Se ha incorporado el diagnóstico virológico, a través de las técnicas de PCR no solo para coronavirus sino también para un panel viral más completo: “Esto nos permitirá llegar a mejores diagnósticos epidemiológicos en patologías que tratamos habitualmente, como las neumonías graves. También hemos incorporado algunas técnicas y exámenes necesarios para el seguimiento y evaluación de los pacientes con COVID-19”, explica el Dr. Alberto Vargas.

Kinesiología y rehabilitación

Paula Herrera, jefa de la Unidad de Kinesiología del INT, nos cuenta que su área también ha crecido, duplicando la dotación de profesionales, sumando un fonoaudiólogo, un fisiatra y una terapeuta ocupación (voluntaria), relevando así la labor que cumplen: “Esta situación sanitaria visibilizó el rol fundamental que tienen estos profesionales en la recuperación de los pacientes que han tenido COVID-19, tanto a nivel pulmonar y cognitivo, como también de rendimiento físico, haciendo que nos constituyamos como un real servicio de rehabilitación”.

Explica también que este crecimiento ayudará después de pasada esta emergencia: “La rehabilitación no solo comienza cuando están instauradas las consecuencias; también tiene un rol preventivo, por tanto, puede potenciar mejores resultados en las intervenciones médicas, por ejemplo, en el caso de los trasplantes. Así, el paciente podrá llegar en mejores condiciones a su intervención y minimizando las consecuencias posteriores que esta tiene”.

En suma, a pesar de lo duro de la pandemia, el INT avanzó a pasos agigantados en su oferta de salud: “Ha sido una oportunidad de crecimiento y espero que como instituto seamos capaces de consolidarlo y así transformarnos en una mejor oferta para la salud pública para Chile”, finaliza el Dr. Alberto Vargas.