Desde el año pasado, la mayoría de los establecimientos de salud del país han tenido que reacomodar sus instalaciones y también capacitar a su personal para hacer frente a la crisis sanitaria desatada por el COVID-19. En el INT significó el compromiso tener 36 camas de UCI y el capital humano necesario para su correcto funcionamiento. Un verdadero desafío para todos.
Dados los antecedentes con los que contaba el Ministerio de Salud en relación a la cantidad de pacientes contagiados, su complejidad y mortalidad, se hizo necesario que todos los establecimientos hospitalarios realizaran esfuerzos para complejizar camas. En el caso del Instituto Nacional del Tórax, esto implicó el compromiso de llegar a tener 36 camas de UCI (que se logró en junio de 2020), 30 de ellas solo para la atención de pacientes graves contagiados de COVID-19, además de hacer lo propio en camas básicas a Medias y UTI, y realizar adecuaciones de infraestructura, entre otras medidas.
Todo lo anterior significó también distribuir funcionarios de otras unidades a prestar apoyo, como enfermeras, TENS y auxiliares. Todos ellos se integraron con gran compromiso, disposición y flexibilidad, preparándose en temas como ventilación mecánica invasiva, ECMO y hemodiálisis, entre otras.
Felipe Cárdenas, enfermero coordinador de UTI 3, cuenta que durante el 2020 se convirtió la UTI 3 en UCI, aumentando la dotación de camas UCI COVID de 15 a 30, “Por eso se llevó a funcionarios de otras unidades a prestar apoyo, quienes se capacitaron y prepararon para este nuevo desafío”, explica.
Para Valentina Navarrete, enfermera de la nueva UTI que se creó por la pandemia, esto fue todo un desafío, tanto emocional como profesional: “Para mí, y para todos, fue algo completamente nuevo; no estábamos acostumbrados a tratar pacientes en esas condiciones…fue un cambio radical en cuanto a responsabilidades, estrés, ansiedad y todo lo que conlleva atender a un paciente crítico, más aun en pandemia… es difícil ver como un paciente no mejora a pesar de todo lo que se hace por él, es muy terrible”, cuenta.
El año pasado, el Servicio Médico Quirúrgico Cardiovascular aporto con el 100% de sus enfermeras para las unidades de cuidados intensivos, debiendo realizar la contratación a honorarios de personal casi sin experiencia (profesional, técnico y auxiliar), por lo que constantemente han estado en inducción y orientación. Natalia Hinojosa, enfermera coordinadora de este servicio, cuenta que la adaptación de todo este personal fue muy rápida: “En muy poco tiempo adquirieron las destrezas necesarias para hacerse cargo de pacientes críticos, siendo un gran aporte a la unidades y a la institución. Ha sido un trabajo agotador, de mucho esfuerzo y compromiso de parte de todo el personal que trabaja en la unidad. Gracias a ellos hemos podido entregar una atención de calidad a nuestros pacientes”, explica.
El sector norte se transformó en sector COVID, modificando su infraestructura y complejiza sus camas básicas a medias (24) e intermedias (12), por lo que Instituto gestionó equipos especializados: monitores, cámaras de seguridad, equipos de CNAF, ventiladores no invasivos con los insumos respectivos e insumos de prevención de lesiones de la piel, entre otros. “Esto llevó a que los funcionarios tuviesen que realizar una corta pasantía en rotativa en unidad de UTI”, explica Carolina Palomo, Enfermera Supervisora del Servicio Médico Quirúrgico Respiratorio del Instituto Nacional del Tórax.