El 24 de diciembre se realizó la primera vacunación contra el COVID-19 en nuestro país. Hoy, ya son más de un millón de chilenos los que se han vacunado y se proyecta que, en el segundo semestre de este año, entre el 60 y el 80% de la población esté inmunizada. Pero, ¿son seguras las vacunas que se están aplicando? Aquí la respuesta.
Con miles de detractores y escépticos en todo el mundo, la vacuna contra el coronavirus se estrenó en Chile el 24 de diciembre pasado. Hoy, más de un millón de compatriotas ya la han recibido, lo cual nos convierte en el país de América Latina con más vacunados.
Pero, ¿es segura y efectiva una vacuna que demoró solo 9 meses en ser lanzada al mercado?
La respuesta es sí, a pesar de que hasta antes de ella, todas las vacunas se habían demorado más del doble de tiempo en entrar en circulación. ¿La razón? Así lo explica Alexander Olguín, enfermero Coordinador de la Unidad de IAAS y Epidemiología del INT: “Las tecnologías con que se están preparando las vacunas contra el COVID-19 son de la década del 90; por tanto, ya habían sido muy estudiadas y laboratorios como Pfizer tomaron esta tecnología y la adaptaron. No es que todo haya comenzado de cero. Hay vacunas que requieren más tiempo, como las fabricadas a base de huevo, porque tienen el virus inactivado o atenuado. Estas no son de esas. Es importante destacar que en el proceso no se saltó ninguna fase, y aunque la gente se asustó porque se demoraron muy poco en producirla, hay que pensar que, además, nunca antes en la historia de la humanidad hubo tanto dinero invertido para hacer una vacuna y tanto interés por que saliera a la luz. Fueron políticas de gobierno organizadas para esto, para subvencionar, además de ONG altruistas que ha puesto plata, como la Fundación del Bill Gates”.
“Esta vacuna ya se estaba gestando para otros virus de la misma familia al SARS2, que son los que produjeron pequeños brotes en Medio Oriente y en Canadá, y también con otros tipos de virus como el sarampión, la influenza y el virus Zika, por ejemplo”, afirma la doctora Gloria Marín, jefa de IAAS del INT.
Pfizer Biotec y CoronaVac Sinovac
En Chile existen dos vacunas conocidas y que se están aplicando a la población: Pfizer Biotec y CoronaVac Sinovac. Ambas fueron estudiadas para aplicarse en personas mayores de 16 años, y no se aplicarán en embarazas y niños, ya que no se probaron en esta población. Además, las dos necesitan dos dosis.
La primera está hecha a base de ingeniería genética: “Es un tipo de tecnología más avanzada de lo que habitualmente estábamos acostumbrados a ver en la generación de vacunas, entre comillas más segura, comparativamente hablando, y también más cara”, cuenta la doctora Marín. También explica que lo que a uno le inoculan es un trozo pequeño del material genético del virus -material genético creado (RNA), porque ni siquiera es el virus- con lo cual se le entrega una pista al sistema inmune para que haga un anticuerpo: “Luego de eso, el RNA mensajero se pierde, no se mete a nuestro sistema genético… no es absorbida por el RNA ni DNA humano”, aclara la profesional.
El gobierno de Chile compró 10 millones de dosis y 5 millones de inmunizaciones de esta vacuna, porque son dos dosis por persona. Esas deberían llegar en forma gradual y, paulatinamente, a las diferentes poblaciones objetivas.
La CoronaVac, del laboratorio Sinovac, es diferente. Se trata de un virus completo, muerto, inactivado. Esta entrega un poco menos de inmunidad: “Esta vacuna genera un 70% de anticuerpos, lo cual es excelente, porque mientras se logre el 60% ya es muy bueno. La Pfizer tiene 94% de anticuerpos, lo que es aún mejor”, cuenta doctora Gloria Marín.
En relación a las reacciones adversas, hubo casos como la AstraZeneca con Universidad de Oxford que presentó algunos problemas graves: “Pero para eso son las etapas iniciales de la investigación, en las primeras pruebas, para determinar qué puede pasar y así se van descartando versiones. Los protectores, excipientes que tiene la vacuna, son los que han causado algunas reacciones, no la vacuna en sí. No se ha demostrado reacciones más allá de alza de temperaturas, que es lo mismo que pueden presentar las vacunas contra la influenza. Nada grave. Hoy hay más de 6 millones de vacunados con Pfizer en estos momentos, entonces ya hay una población enorme para ver si hay complicaciones”, cuenta Alexander Olguín.
“Lo que queremos es que la población enferma no sature los sistemas de salud y que los pacientes graves tengan acceso al ventilador mecánico”, explica la jefa de IAAS del INT.
El futuro
Al igual que la influenza, el virus no va a desaparecer, pero va a haber un antes y un después de la vacuna. El éxito va a ser poder vivir con el Coronavirus, “que dejemos de usar mascarillas permanentemente, que existan pacientes con SARS COV 2, pero que puedan hospitalizarse. Y, sobre todo, que los casos más leves sean la gran mayoría y que estén en casa sin medidas tan extremas como en la pandemia. Pero el virus llegó para instalarse. Los más expertos dicen que 10 años, por lo menos”, asegura Alexander Olguín, Enfermero Coordinador Unidad de IAAS y Epidemiología del INT.
En la historia de la humanidad, para que una pandemia sea controlada es necesario unos 6 a 10 años: “Yo creo que hay que acostumbrarse a cumplir ciertas normativas que es ocupar la mascarilla y que vamos a tener que seguir ocupándola, porque esta vez es el coronavirus, pero no sabemos si en dos, tres o cinco años más va a aparecer otra cosa diferente”, dice la doctora.
Ambos profesionales son claros en señalar que para ganarle a esta y otra pandemia que nos pueda azotar, hay solo una fórmula: la empatía, “No solo sirve que yo me no contagie, sino que no me contagie para no contagiar al otro. Por eso hay que hacer una buena distribución de los recursos. Querer que la gente se vacune, que sea empático. Siempre hay alguien que rompió barreras, incluso sin querer, por ser asintomático. No estamos en contra de las reuniones familiares, pero siempre tomando las medidas simples, pensando que puede que haya un contagiado. Acá hemos tenido gente trabajando 24 horas incluso con COVID y respetando las medidas no han generado ningún contacto estrecho y no ha habido contagio; entonces, eso quiere decir que las medidas funcionan” finalizan.