Para quienes reciben un nuevo órgano, se trata de la posibilidad de seguir viviendo, disfrutando de la familia y los afectos. Por eso, este día es muy importante, pues se trata de sensibilizar sobre la importancia de ser donante.
Este lunes 27 de septiembre se conmemora el día de las y los donantes, en reconocimiento al gesto de Pamela Andrea Toledo Ortiz, niña chilena que falleció víctima de un aneurisma cerebral el día 27 de septiembre de 1995, a los 12 años de edad.
Y aunque la llegada del COVID-19 impactó en forma importante en la disminución de donantes y, por lo tanto, en el número de trasplantes, se ha continuado con estos programas: en 2020 se realizaron 358 intervenciones. Actualmente, en nuestro país hay 2.372 personas a la espera de un órgano.
En el INT se realizó el trasplante número 200 del Programa de Cirugía Cardiotorácica y Juan Maldonado fue uno de los beneficiados con una segunda oportunidad de vida al recibir un pulmón, en agosto de este año: “Fui derivado al Instituto Nacional del Tórax desde Puerto Montt, en 2018, donde me dijeron que era candidato a trasplante, porque según el diagnóstico, no me quedaban más de 2 años de vida. Tenía sarcoidosis pulmonar, una enfermedad que hace que se endurezca el pulmón y que no pueda hacer su trabajo. Era oxígeno dependiente y no hacía nada más que levantarme y sentarme en el sillón a ver televisión; no podía hacer más”, explica Juan Maldonado.
Producto de la pandemia, no pudo internarse en la fecha que debía, así que tuvo que esperar hasta noviembre del 2020, cuando comenzó a tejerse el milagro: “En esa fecha me internaron en este maravilloso hospital y comenzó la espera, me enlistaron y empecé a prepararme para recibir mi nuevo pulmón, si alcanzaba a llegar a tiempo”, explica. Y continúa: “Fueron tiempos difíciles, porque había que organizar la vida. Tuvimos que decidir quién se quedaba en Puerto Montt y quien venía a Santiago conmigo… fue algo complicado, pero lo resolvimos”.
Claro que después de eso no faltaron los problemas, pues Juan Maldonado tuvo una importante baja de peso que no permitía su intervención, razón por la cual se le tuvo que alimentar, a través de sonda: “De los de 85 k que pesaba, terminé en 54 y eso fue complicado; tuvieron que alimentarme por sonda para subir de peso, hasta que lo logré. Así que el 29 de agosto se produjo el milagro: a las 3 AM me despertaron para decirme que mis pulmones habían llegado… yo no lo podía creer, no pude dormir más”, cuenta emocionado.
Después de eso comenzó su nueva vida: “Poder volver a respirar fue vivir otra vez y sentirme libre; pude volver a comer y reír; empecé a ver la vida con otros ojos. Tengo una nueva oportunidad”, dice Juan Maldonado, quien también agradece infinitamente a todo el personal de salud que lo ha atendido: “Me voy muy apenado por tener que dejar a toda esta gente tan buena, que me ha ayudado tanto y me ha tratado tan bien. No sé si me alcanzarán los días para agradecer a todos los que me han ayudado aquí en el hospital, es maravilloso», finaliza.