Hoy, después de nueve meses de pandemia, el conocimiento sobre el coronavirus se ha ampliado exponencialmente.
La experiencia hace al maestro, dice el refrán. Y aunque queda mucho por saber sobre el COVID-19 y su impacto en el cuerpo humano, ya existen algunas claridades.
A cerca de los aprendizajes que el personal del INT ha tenido durante todo este tiempo atendiendo a los pacientes contagiados, el Dr. Francisco Arancibia Hernández, jefe del Servicio Medicina Respiratoria y UCI2 del Instituto Nacional del Tórax, nos habló de cinco que han sido muy importantes para enfrentar de mejor manera la enfermedad:
- La Radiológica, en particular el TAC de tórax, tiene mayor sensibilidad que la PCR para el diagnóstico de COVID-19.
- Los pacientes pueden empeorar en cuestión de horas. Por ello, la hospitalización precoz en quienes tienen factores de riesgos que tengan neumonía o con morbilidades descompensadas es clave.
- Esta enfermedad afecta no solo al pulmón como una neumonía, sino también al corazón con episodios de arritmia, infarto al miocardio, compromiso neurológico y renal e inflamación de los vasos pequeños, los que hemos llamado endotelitis. Esto es un factor pro coagulante, por lo que hemos visto aumento de los eventos de enfermedad trombótica como tromboembolismo pulmonar, trombosis venosa profunda o accidentes vasculares cerebrales isquémicos.
- Ninguno de los antivirales disponibles en el país son útiles. Solamente el uso de oxigenoterapia con posición prono vigil y cánulas nasales ayudan a evitar la progresión de la enfermedad. También el corticoide en dosis moderadas, así como el uso de terapia profiláctica o anticoagulante han disminuido la mortalidad de los pacientes.
- Plasma, inhibidores de receptores de interleucina-6, interferon alfa, hidroxicloroquina, no tienen evidencia para su uso.