El Ministerio de Salud informó que se registraron 27 casos de infección por Hantavirus en el 2022, de los cuales solamente 20 lograron superar la enfermedad. Uno de esos casos de éxito es nuestro ex paciente, Juan José Torrealba.
El Síndrome Pulmonar por Hantavirus es una enfermedad infecciosa aguda, habitualmente grave, que puede ser mortal. Está presente en Chile desde la década de los 90 y se adquiere por contacto con fluidos de ratones silvestres de “cola larga” portadores del virus.
Juan José Torrealba, de 26 años, estudiante de la carrera de Geografía, se contagió y llegó derivado desde otro establecimiento a nuestro instituto. La atención fue inmediata y, como cuenta, se le brindaron todos los cuidados necesarios: “Acá me entregaron los primeros auxilios, me enseñaron los primeros pasos que tenía que dar para volver a caminar, también la primera ayuda psicológica. Todo eso ha sido fundamental para enfrentarme al mundo en esta nueva condición”, añadió.
Juan José aseguró que quiere continuar sus estudios universitarios pero es cauto: “Uno tiene caídas de repente, hay melancolía pero también existen otras oportunidades De alguna manera todo cambia, pero hay una nueva razón para vivir. Hablé con personas de la universidad y me dijeron que me brindarán la ayuda para continuar. También, obviamente, me gustaría volver a caminar y andar en bicicleta, todo eso costará pero sé que lo puedo hacer”.
Camino a la recuperación
Después de ser atendido en el Instituto Nacional del Tórax, el universitario fue derivado al Instituto Nacional de Rehabilitación Pedro Aguirre Cerda (INRPAC), donde continuó su rehabilitación. “Allí me podían ayudar para tener movimientos más fluidos, mejorar mi destreza en la silla de ruedas, incrementar la musculatura, además de todo lo relacionado al proceso de rehabilitación”, puntualizó.
Según explica Sthefany Quezada, terapeuta ocupacional de nuestro instituto, “como tuvo que conectarse al ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea, por sus siglas en inglés) hubo una mala circulación sanguínea, que ocasionó una necrosis y muchos viajes a pabellón, y fue ahí que se realizó la primera etapa de amputación, que fue progresiva”. El trabajo del cuerpo médico no concluyó ahí, aclara Sthefany: “Todo fue progresando, ya en la recuperación de Juan José entra el área de la psicología, porque tenía que tratarse el Síndrome del Miembro Fantasma, que fue muy doloroso. También se sumó la unidad de fonoaudiología. Fue un proceso largo que, además, exigió hacer un trabajo particular con sus manos, debido a un cuadro de rigidez importante que los médicos tuvieron que tratar con paletas especiales”, indica.
Después de realizarle nuevos estudios para averiguar qué estaba sucediendo, se identificó que el paciente había desarrollado un cuadro de isquemia (disminución de flujo sanguíneo) producto del ECMO inicial que, como consecuencia, había afectado la motricidad en el sector.
El trabajo entre el INT y el INRPAC fue fundamental para brindarle al paciente una atención más completa. Las necesidades fueron muchas y la recuperación precisaba de varios esfuerzos de distintas áreas.
Rehabilitación
¿Qué mensaje le darías a quienes están pasando por algo parecido?
Les diría que tengan paciencia. Al principio se tienen muchas dudas y uno solo quiere respuestas inmediatas, pero lamentablemente esto no es así… pero hay que tener la curiosidad e indagar y además, y muy importante, la ayuda psicológica que te brindan.
¿Qué piensas cuando recuerdas el trabajo del INT, en tu caso?
Tengo que ser súper agradecido. Acá me explicaban los procedimientos, iba entendiendo lo que me estaba pasando, tenía la noción de cómo se trataba. Saqué muy buenas experiencias del INT y del INRPAC. Me reí harto, compartí anécdotas, saque varias buenas experiencias y todo eso sumó para que el proceso de hospitalización fuera más agradable.
Ahora, ¿cómo sigue tu recuperación?
Me derivaron al Instituto Nacional de Rehabilitación Pedro Aguirre Cerca. Ahí es donde me pueden ayudar en tener movimientos más fluidos, silla de ruedas, traspaso, trabajo muscular.