Cada año, millones de personas compran boletos de avión, ya sea por razones personales o profesionales. En general, esos viajes son seguros, pero un dato no menor refleja que, del total de incidentes en vuelos, el 12% se atribuyen a problemas respiratorios. Esta estadística cobra más sentido cuando se considera que estar en un avión en pleno vuelo es exponerse a altitudes entre los 1.538 y 2.438 metros sobre el nivel del mar.
En este contexto ¿Cuáles son las restricciones para volar en personas con asma, EPOC, fibrosis quística, hipertensión pulmonar o tuberculosis?
El doctor Juan Pablo Cuevas, médico becado respiratorio del Instituto Nacional del Tórax, aseguró que para evitar estos problemas “es importante que los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas consulten a un especialista, dado que muchas de estas patologías se pueden descompensar durante el vuelo. Además, así de pueden detectar a los pacientes de mayor riesgo para orientarlos y elaborar estrategias que permitan disminuir el riesgo de sufrir alguna complicación”.
Es primordial entender que no solo los pacientes con enfermedades respiratorias avanzadas corren riesgos al viajar en avión, sino también aquellos con patologías cardiovasculares, cáncer, asma, usuarios de oxígeno domiciliario, pacientes recientemente hospitalizados y menores de edad que viajan por primera vez están más expuestos a sufrir un accidente.
Prevención: Screening y HTC
El doctor Cuevas recalca que si el paciente posee una enfermedad respiratoria, debe someterse a un screening o prueba especial. “Este consiste en una evaluación previa al viaje, la cual puede ser solo una revisión clínica, un examen físico, valoración del historial clínico del paciente y la saturación al momento de la evaluación. Con estos elementos se puede estimar un riesgo y determinar si es necesario realizar exámenes adicionales, como un test de marcha o test de provocación de hipoxia”.
Esta última evaluación consiste en aumentar la ventilación para observar cualquier efecto adverso en la capacidad pulmonar de una person. Así, se simulan las condiciones de un vuelo en avión, donde la expansión del gas puede afectar la capacidad vital y aumentar el volumen residual.
En términos más teóricos:
- Si la saturación de oxígeno de una persona es del 95% o más, en la mayoría de los casos el paciente puede viajar sin necesidad de oxígeno adicional.
- Si la saturación de oxígeno está entre el 92-95%, se requieren pruebas adicionales para determinar la necesidad de suplemento de oxígeno.
- Si la saturación de oxígeno es del 92% o menos, se prescribe oxígeno durante el vuelo.
Para finalizar, el doctor Cuevas explicó que, en caso de necesitar oxígeno durante el vuelo, existen dispositivos como concentradores de oxígeno que pueden ser usados, previa evaluación en conjunto con el médico broncopulmonar tratante, además de verificar que se encuentre dentro de los dispositivos autorizados por las aerolíneas.