Recientemente fue aprobado el documento que dará inicio al Estudio de pre Inversión Hospitalaria del Instituto Nacional del Tórax: ahora es necesario comenzar a pensar en un nuevo concepto de centro de salud.
Renovarse, innovar. Esa es la fórmula para estar siempre vigente y, en el caso del INT, para entregar el servicio que la comunidad necesita y espera de él.
La buena noticia es que ese proceso ya comenzó y tuvo su puntapié inicial con la elaboración de un documento redactado por este establecimiento de salud y enviado al Minsal donde se plantean sus principales necesidades. Tras esta primera carta de navegación se espera contar ahora fondos para realizar los estudios necesarios donde se plasmen las mejoras que se requieren en un nuevo edificio. “Encerca de 80 páginas mostramos la realidad de nuestro hospital, lo que nos pasa y lo que queremos hacer. El ministerio aprobó nuestra solicitud y ahora estamos a la espera de la aprobación del financiamiento para licitar la consultora que apoyará el levantamiento de la parte técnica de este proyecto. Implica incluir a distintos grupos de trabajo del hospital, clínicos, administrativos, de todas las áreas y temáticas, armar un nuevo modelo de gestión acorde a lo que se necesita ahora y en el futuro», explica la doctora Macarena Günther, quien es parte del comité de proyectos del Instituto Nacional del Tórax.
Ésta es una obra de largo aliento, que normalmente demora un par de años: “Esperamos a mediados de este año licitar la realización del estudio que va evaluar lo que tenemos, recoger nuestras expectativas y los requerimientos de nuestros pacientes, para que juntos generemos el proyecto que necesitamos. Hay mucho que conversar y preguntar, todos deben estar involucrados”, especifica la doctora.
Un hospital nuevo
El tiempo pasa y las necesidades van cambiando. Es así como el actual INT ya no cumple con todo lo que sus pacientes requieren o con lo que los colaboradores necesitan para cumplir bien sus funciones, ya sea en infraestructura, tecnología o servicios: “Este hospital fue pensado para otros tiempos y entregó exactamente lo que en ese entonces se esperaba de él. Sin embargo, es fundamental adecuarse a lo que hoy estamos viviendo. Por ejemplo, los espacios físicos no acogen a todos los funcionarios que trabajan ni tampoco se adapta a las actuales técnicas que la medicina tiene para ofrecer. Esta es la oportunidad de repensar lo que queremos para el INT de los próximos 15 o 20 años”, explica la doctora Günther.
Este estudio contempla una evaluación tanto arquitectónica, de equipamiento, de recursos humanos, tecnologías de información, como financiera, pasando también por el modelo de atención a los pacientes y considerando a las personas que ahí se atienden. Así, también es el momento perfecto para crear mayores espacios de inclusión, como acoger a pacientes mayores con problemas de desplazamiento, por ejemplo. “Hoy ya no tratamos las mismas enfermedades, ya no abordamos mayoritariamente pacientes con tuberculosis como era antes, vemos ahora pacientes con patologías infecciosas como COVID-19 y antes AH1N1 y hacemos trasplantes. Este es un hospital distinto que tiene que durar 50 años, por lo que debe estar proyectado para esas necesidades. Y eso no significa partir de cero, hay que rescatar todo lo que se ha construido en el tiempo, lo que somos, preocuparse de no perder el espíritu de INT, eso que nos distingue y destaca”, finaliza.
Por su parte, el director del INT, doctor Alberto Vargas, señala: “Durante el último año y medio hemos estado como los bomberos en un incendio, tratando de enfrentar y responder a las necesidades de nuestra población en pandemia. Sin embargo, también es importante pensar en el futuro y cómo el instituto sigue siendo un centro referente para el sistema de salud, aportando al desarrollo de nuevas tecnologías y procedimientos y enfrentando la alta complejidad a la luz de los cambios epidemiológicos, así como también formando y capacitando los nuevos profesionales del futuro»
Y concluye: «Queremos invitarlos a ser parte de este proceso y construir un sueño colectivo, donde todos tengamos espacio para desarrollarnos, creciendo en las distintas especialidades del instituto pero, por sobre todo, donde podamos agregar valor para nuestra población beneficiaria y puedan seguir accediendo a la mejor medicina en el sector público en forma oportuna y acorde a los nuevos perfiles epidemiológicos».