Roxana Manríquez no es solo una enfermera comprometida con la salud de sus pacientes; también es una apasionada defensora del medio ambiente que ha llevado su activismo al corazón de nuestro instituto. Como integrante del equipo de enfermería de la UTI 2, ha demostrado que la sostenibilidad y la atención médica pueden ir de la mano.
Todo se remonta a la pandemia, cuando esta enfermera se dio cuenta de la cantidad de residuos que se estaban generando con los EPP (Elementos de Protección Personal). Por eso, su primera acción fue lo que se conoce en nuestro instituto hoy como: “Botellas de Amor”, que son botellas plásticas rellenas de los desechos de EPP no contaminados, que ella misma lleva a una empresa de reciclaje que crea artículos de terraza con ellas.
Roxana confiesa que siempre ha tenido el sentido del reciclaje, pero que trabajar hace 11 años en un lugar que produce grandes cantidades de residuos, ha activado en ella aún más esa motivación logrando traspasarla a sus compañeros: “Yo creo que es un granito de arena y que la gente se contagia y se suma cuando te ven motivada. Es increíble, mis compañeros juntan cosas de otros turnos para mí”, asegura Roxana, apodada por sus compañeros como Greta Thunberg.
Nuestra enfermera es un ejemplo inspirador de cómo un profesional de la salud puede marcar la diferencia no solo en la vida de los pacientes, sino también en el planeta. Su dedicación al reciclaje y la sostenibilidad dentro del instituto refleja un compromiso integral con la salud, abordando las necesidades de las personas y del medio ambiente, sin dejar de lado su propio sueño de tener una empresa de reciclaje.