No debes obligarte a conciliar el sueño, se recomienda cambiar el foco y tomar una ducha tibia.
Mantener una vida saludable supone, además de llevar una alimentación sana y hacer ejercicios de manera regular, entre otros, implica priorozar una buena higiene del sueño. ¿Qué significa esto último? Es lograr un descanso efectivo que nos ayude a estar alerta durante el día y a evitar trastornos del sueño como el insomnio, parasomnia (movimientos anormales a la hora de dormir), etc.
Para conocer más del tema conversamos con la neuróloga de Unidad de Medicina del Sueño del INT, doctora María Fernanda Gómez, quien nos entregó valiosas recomendaciones.
En relación a la cantidad de horas de sueño que debemos tener, explicó que esto varía según la edad: “En los adolescentes las horas de sueño van entre 8 a 10 horas por noche, en los adultos entre 7 a 9 y, a medida que avanza la edad, van disminuyendo discretamente… los adultos mayores deberían dormir 7 horas por noche”.
“Para concretar un sueño armónico se necesita continuidad durante la noche, no es igual dormir una siesta de un par de horas para compensar la falta de sueño en la noche; es necesario dormir las horas recomendadas y que sean seguidas”, agregó la profesional.
No obligarse a dormir
Nuestra neuróloga aseguró que, al presentarse problemas para dormir por las frías temperaturas de abril, no es recomendable obligarse a tener sueño: “Es como obligarse a tener hambre, debemos cambiar nuestro foco y no vivirlo desde la exigencia”.
“Lo que se recomienda en estar tranquilo, respirar, tomar aire, ocupar la mente en otras cosas. Así, cuando se esté realmente cansado será momento de acostarse y buscar complementar todas las horas de sueño recomendadas. Tomar una ducha tibia y ventilar la pieza son buenas opciones para contribuir en una adecuada temperatura ambiental.”, agregó la joven.
Consultada sobre las consecuencias por el mal dormir, la profesional puntualizó: “Si no podemos concretar un sueño descansado, aumenta el riesgo de enfermedades como la demencia o el mal de Parkinson. Además sabemos que el cerebro también maneja la parte de las emociones, por lo que los pacientes pueden demostrar menos empatía o más agresividad”.