En el mundo se están probando más de 2.600 fármacos para frenar la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2. En el Instituto Nacional del Tórax ya se está experimentando con tres de ellos y un cuarto se sumará en muy poco tiempo.
Desde la aparición del COVID-19, a comienzos de este año, el mundo científico no ha parado de estudiar alternativas para detener su contagio y mejorar a los pacientes más graves que se han infectado.
En el mundo, el desarrollo de una posible vacuna está en plena carrera, mientras que los medicamentos para paliar sus síntomas también han hecho lo suyo. De estos últimos, se están probando más de 2.600, y en nuestro Instituto ya se ha ensayado con tres de ellos: “La pandemia de COVID-19 ha reafirmado en su grado máximo la importancia de la investigación clínica, una actividad clave para el desarrollo de nuevos medicamentos y, en este caso, los ensayos necesarios para encontrar un tratamiento a esta enfermedad, además de encontrar vacunas que nos protejan”; explica doctora Patricia Fernández, especialista en enfermedades respiratorias del INT. Y agrega: “Los equipos de estudios clínicos en Chile están en la vanguardia de la investigación, y esto incluye los ensayos para nuevos medicamentos para COVID-19. En esta línea, el Instituto, siendo un hospital púbico que recibe pacientes con esta enfermedad de alta complejidad, está realizando importantes estudios”.
Fármacos a prueba
En general, la investigación de un nuevo medicamente es un proceso largo y difícil, porque tiene varias fases de investigación, las que deben demostrar su eficacia y seguridad, ambas características indispensables para su comercialización y administración. Existen 3 fases en un estudio clínico antes de ser aprobado: “La Fase 1 se realiza en pocos voluntarios sanos y en dosis muy bajas, para ver cómo responde el organismo; la Fase 2 comienza una vez evaluada la seguridad de la droga en la fase anterior, y aquí se determina si es eficaz en pacientes enfermos. Y, finalmente, la Fase 3, donde se determina si es mejor que el tratamiento convencional existente. Recién ahí se puede tramitar por autoridades regulatorias pertinentes para la autorización del uso del fármaco en una indicación precisa”, dice la doctora Fernández.
En nuestro establecimiento se han realizado ensayos clínicos con tres fármacos.
El primero de ellos es el Sarilumab, de Sanofi Aventis, que ya se utiliza para la artritis reumatoidea: “Sabemos que al igual que en esta enfermedad, en la infección por SARS-CoV-2 la interleuquina 6 está muy elevada, siendo en parte responsable de su exagerada respuesta inflamatoria en pacientes con este virus. Por esa razón, el anticuerpo que inhibe la interleuquina 6 (IL-6) se probó en ellos. Nosotros esperamos que pueda desempeñar un papel en la respuesta inflamatoria exagerada en los pulmones de estos pacientes. Esta droga es administrada en una o dos dosis en forma intravenosa, los resultados aún están en análisis y no se han publicado todavía”, explica la doctora.
El segundo medicamento es el Acalabrutinib, de Astrazeneca, usado para el tratamiento de varios tipos de cánceres y que también disminuye la inflamación; por eso ha sido administrado en pacientes con COVID-19: “Se trata de un remedio que es un inhibidor selectivo de la tirosina quinasa de Bruton, que ya se usa desde el año 2017 y que está indicado para el tratamiento de la leucemia linfática crónica y del linfoma de células del manto. Cuando se usa en el tratamiento del cáncer, los pacientes lo toman en forma permanente. Pero en el caso del coronavirus, se administra por 10 días, 2 veces al día, una tableta en la mañana y otra en la noche”, indica la doctora Rosa María Feijoo, Inmunóloga del Instituto Nacional del Tórax y Universidad de Chile.
El tercero es el NHIBIDOR RIPK1 SAR443122, que evalúa la seguridad y el efecto inmunomodulador en una proteína clave. Este medicamento se está aplicando en pacientes con COVID-19 severo.
Existe un cuarto medicamento que en pocos días más, el INT comenzará a experimentar. Se trata de Regeneron, el mismo que fue aplicado al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y también al ex diputado DC, Juan Carlos Latorre, primero en Chile en recibirlo. La dosis se aplica a pacientes que están en la primera fase de la enfermedad; además, es inyectable, contiene anticuerpos puros contra el COVID-19 y su duración es de cerca de cuatro semanas.
“Estos anticuerpos tienen un efecto como una vacuna. Te inyectan los que son específicos para el virus, sintetizados en laboratorio, los cuales lo recubren e impiden que infecte a las células”, cuenta la doctora Maite Oyonarte, especialista en enfermedades respiratorias del Instituto Nacional del Tórax y quien también participa de estas pruebas.
Existen dos fases de este estudio: uno que se aplicará en hospitalizados y otro que es para pacientes ambulatorios: “Este último es muy interesante y novedoso, porque está pensado incluso para contactos estrechos de un paciente positivo”, cuenta. “Apenas una persona presenta una PCR positiva, se puede inyectar el Regeneron a los familiares que pertenecen a grupos de riesgo, de manera de librar al resto del contagio”, puntualiza la doctora.