Como abordar el acompañamiento psicológico, emocional y espiritual, tanto del paciente como de su familia, en los procesos de fin de vida, fue el interesante tema que profundizó Carolina Masson, psicooncóloga de la Unidad de Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos del Instituto Nacional del Tórax, en una charla en línea realizada el 30 de julio
Según indicó la profesional, es importante considerar que las personas constituyen una combinación de “múltiples experiencias, fuerzas, ideas, creencias y emociones que convergen en un solo lugar, que permite observar diversos aspectos de sí misma”. Así es como, por ejemplo, se puede desarrollar otra dimensión cuando se encuentra en un proceso de enfermedad.
Es por ello que debe abordarse su integralidad como ser humano, no solo parte médica o de enfermería, sino también aspectos del desarrollo físico, cognitivo, psíquico, emocional, la personalidad, social y espiritualidad, que son fundamentales en el proceso de salud-enfermedad, y que requiere abordaje continuo hasta el final de la vida.
“La muerte es parte de la vida y es universal, pero no todos la experimentan de la misma manera y su afrontamiento es personal”, puntualizó.
Asimismo, destacó la importancia de la atención, apoyo, y acompañamiento psicológico y emocional en Unidades de Cuidados Paliativos como respuesta a una necesidad individual de cada persona que se enfrenta a un diagnóstico de cáncer o una enfermedad crónica compleja.
“Es importante que a partir de la vivencia de la enfermedad podamos integrar aspectos psicológicos, emocionales y espirituales, que permitan aliviar el proceso de cada persona incluso en su morir”, declaró.
En algunas situaciones, señaló, la intensidad y densidad de las emociones pueden ser experimentadas de manera excesiva, produciendo malestar psíquico y emocional con un gran sufrimiento asociado al proceso de salud-enfermedad.
A lo largo de su presentación, la psicóloga se refirió también a las manifestaciones que se pueden experimentar en el proceso de enfermedad y fin de vida (como ansiedad, desesperanza, abatimiento, angustia, depresión, rabia, miedo o tristeza entre muchas otras), profundizó en el concepto de muerte digna. Finalmente, abordó la importancia de “cuidar al cuidador”, quien enfrenta múltiples factores de riesgo que pueden revertirse con ciertas condiciones protectoras como el pedir ayuda, delegar responsabilidades, buscar espacios para la expresión de emociones y contar con apoyo y contención emocional y psicológica.
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